En este artículo quiero describirte cómo los prejuicios sociales pueden distorsionar nuestra percepción de la “realidad” y cómo ello puede afectar en nuestras relaciones cotidianas.
Comencemos con la definición de prejuicio:
Según la RAE un prejuicio es
“la opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal.”
¿qué estamos haciendo en realidad cuando prejuzgamos? Bueno, básicamente eso, juzgar antes de tiempo, emitir un juicio sobre una cosa o persona sin los conocimientos necesarios, entre otras cosas.
Y qué es prejuzgar según la RAE:
“juzgar una cosa o a una persona antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas cabal conocimiento.”
Por qué prejuzgamos
Cada uno de nosotros fue educado en un entorno y un contexto social específico. En ese contexto, nos fueron “programando” con distintos conceptos, creencias, muchas de ellas heredadas, que hacen que hoy actuemos y pensemos de una manera determinada.
Te voy a dar un ejemplo utilicé en el artículo (“El dinero es bueno o malo”) que aquí aplica perfectamente:
¿qué puedo pensar yo de las personas que tienen mucho dinero si lo que he aprendido a lo largo de mi vida es que todo aquel que tiene dinero lo obtuvo de modo ilegal?
O bien,
¿qué pensaría de una persona que, teniendo mucho dinero, no se le cruza por la cabeza ayudar a otros?
Lo que pensamos de estas personas, está directamente ligado a lo que hemos aprendido, a lo que nos han enseñado con relación al dinero y a las personas que lo poseen en cantidad. Y en base a ello, prejuzgamos sin conocerlas.
No conocemos sus historias, no conocemos sus contextos, no conocemos sus motivos, no conocemos su vida, no sabemos si sufren, si son felices… nos limitamos a etiquetarlos, a juzgarlos según el mapa mental que nos hemos creado a partir de lo que hemos aprendido con el correr de los años.
¿y está mal lo que aprendimos? No necesariamente, pero es importante que aprendamos a identificar estos comportamientos de modo que no dañar nuestras relaciones.
Sí, los prejuicios pueden dañar nuestras relaciones.
Descubre el poder del pensamiento
Los prejuicios y las relaciones
Lo que pensemos de las cosas o de las personas, estará ligado a las creencias y al contexto social en el que hemos crecido, es por ello que le llamamos generalmente prejuicios sociales.
Voy a citarte otro ejemplo mucho más gráfico para poder explicar mejor esta influencia de la que te hablo:
No pensará lo mismo de una mujer adúltera alguien nacido en una cultura occidental que una persona criada en una sociedad árabe. La misma acción, cometida por la misma mujer, los mismos sentimientos, pero en diferentes contextos sociales, tendrá diferentes opiniones o juicios.
Asimismo, a veces, en el mismo entorno o contexto, pueden surgir opiniones diferentes. Sencillamente porque han crecido en diferentes familias, con diferentes historias.
El juicio no define a la persona juzgada sino a la que juzga. Ni más ni menos.
Y esto afecta directamente en nuestras relaciones cotidianas ya que generalmente juzgamos sin conocer, y muchas veces nos perdemos de conocer personas maravillosas, o tal vez de conseguir un trabajo ideal sólo por creer y pensar según una etiqueta que nos impone la sociedad, el entorno en que vivimos.
Y aquí la pregunta del millón:
Qué son las creencias limitantes
¿Es fácil cambiar un prejuicio?
Que sea más o menos fácil estará directamente relacionado con qué tan arraigado esté ese prejuicio o creencia. Este proceso dependerá de cada persona.
Sin embargo, cuestionar nuestros juicios, definitivamente será el paso inicial para comenzar con un gran cambio de mentalidad.
¿Por qué? Porque dudando es como abrimos nuestra cabeza a otras posibilidades. Nos permitimos ver lo mismo de otro modo, con otra perspectiva.
Y además aceptar que podemos estar equivocados.
Y esto último my friend, es quizás lo más difícil para una mente con creencias muy arraigadas. Dije difícil, no imposible.
Poniéndolo de otro modo: piensa en una persona que tiene ídolos. Sus padres, por ejemplo. Y que cree que todo lo que ellos le han enseñado es una ley inquebrantable e incuestionable que debe repetir.
¿qué tan simple crees que sea para esta persona cuestionar sus propias creencias?
No tanto ¿no?
Indefectiblemente todo el tiempo nos toparemos con prejuicios, a veces seremos juzgados y otras veces seremos jueces. Pero lo importante que debemos rescatar aquí, no es cuestionar o culpar a quien nos ha enseñado, y en cómo nos ha enseñado, porque seguramente habrá sido desde el amor, lo que sí podemos cuestionar es la creencia en sí misma.
Preguntarnos qué fundamentos tenemos para dar por hecho que nuestra opinión sobre las personas y/o cosas es verdadera e inequívoca.
Cuestionar y luego darnos la oportunidad de ver desde otro lugar, desde otra perspectiva. Preguntarnos: ¿qué tal si lo que pienso no es acertado?
No quedes cautivo de tus propios prejuicios
Cuestiona todo, lo que lees, lo que escuchas, lo que te dicen, lo que ves por tv, por redes sociales. Todo ello está condicionado por una historia que hay detrás, una persona o grupo de personas, una vida, un contexto, una perspectiva. Que puede no coincidir con la tuya.
No caigas en la trampa de tus propios prejuicios. ¿Por qué? Porque puedes convertirte, sin darte cuenta, en aquella persona a la que juzgas, y si eso pasa, puedes sentir culpa o frustración. La historia que traes detrás no será suficiente para calmar ese sentimiento. Libérate del juicio y te liberarás a ti mismo.
Intenta descubrir por qué juzgas, desentraña ese acertijo y descubrirás que tu mapa mental que ya tienes dibujado puede expandirse mucho más. Y lo que parecía ser un mapa del mundo entero, puede convertirse en todo un universo de posibilidades.
Todo cambio tiene un proceso. Respeta ese proceso. No te compares con nadie ya que eres único. Prueba el cambio cuantas veces lo creas necesario hasta lograr hacerlo hábito.
Luego me cuentas los resultados.
Que tengas una vida maravillosa sólo depende de ti. A por ello!!

0 comentarios